Lo que unía a los skins era su gusto por un mismo tipo de música y vestimenta. Además, por lo general, compartían ciertos valores como el compañerismo, el patriotismo y el orgullo de pertenecer a la clase trabajadora. Este orgullo se traducía en una autodisciplina y trabajo duro.
Muchos skins, como patriotas que eran, caían a veces en la xenofobia, pero no por razones de raza sino de competencia por el empleo.
Luego de un tiempo, el movimiento se empezó a desvirtuar. Muchos jóvenes se hacían skinheads sin tener idea de lo que significaba. La violencia llegó a límites exagerados, por lo que hacia 1972, los skins desaparecieron casi completamente debido a la represión policial.
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